domingo, 22 de septiembre de 2013

Lo perfecto

Es inútil. Cuando algo no funciona, no funciona y punto. Y no nos damos cuenta de que no podemos tratar de forzar lo imposible. La gente se empeña en visualizar algo que le parece “lo perfecto” y se rompe la frente a cabezazos frente a la misma pared de siempre solo por alcanzarlo. Sin darse cuenta de la factura que puede pasarte la vida si continúas por ese camino.

Todos quieren lo socialmente aceptado y entendido como “lo perfecto”, lo ideal. Un novio cachas, una novia modelo, un grupo grande de amigos o un móvil de última generación. Nadie se para a pensar que quizá, detrás del novio “cachas”, no hay más que un hombre acomplejado, alguien que maquilla y esconde, con músculos, lo que no son más que sus miserias, sus inseguridades, sus celos o sus frustraciones.  Que la novia modelo siempre está de mal humor porque para mantenerse en sus 50 y pocos kilos no puede comer lo que le apetece cuando le apetece. Se pasa horas arreglándose para salir a cenar y luego su novio ni siquiera aprecia el trabajo y esfuerzo que le ha supuesto. Pero, ¿qué más da todo eso si cuando vaya por la calle agarrado de su mano todos me van a envidiar?

Bueno y tenemos un grupo de amigos grande eh!! Pero muy grande. Que nunca te falten planes, que llegue el fin de semana y el móvil explote a llamadas y mensajes proponiéndote cosas. ¡Qué conocidos somos y qué populares! Y cuando tienes un problema ahí no aparece ni tu primo. Puede que algún mensaje aparentemente incondicional, pero que apesta a mentira “bien queda” del tipo: “para lo que necesites…”. Pero no pasa naaada ¿ok?, hazte el tonto y finge que te lo crees todo y así seguirás acompañado de tu gran grupo de amigos.

Y todo radica en lo mismo. Una sociedad adicta a “lo perfecto” y nadie preguntándose quién decide qué es lo perfecto. El físico, completamente parametrizado y estandarizado por la publicidad y el marketing. La tecnología, las modas…todo influido por el marketing. Somos títeres en manos de las grandes multinacionales, consumidores de lo que nos quieran vender siempre que te cuenten que eso es “lo perfecto” para ti ,y claro...así acabamos siendo perfectos sí, pero perfectamente frustrados, dominados e incompletos. Acabamos siendo perfectamente infelices.

Acabamos hipotecados hasta los ojos para pagar el deportivo de turno financiado a 10 años. Acabamos echando de menos a esa persona que te hacía reír, que te escuchaba y te entendía y miraba siempre por ti. Esa persona que nunca te hubiera fallado, pero que fallaba por que le sobraban unos kilitos o porque era demasiado “payaso” para tu familia o tus amigos.


Acabamos siendo perfectos. Unos perfectos subnormales.       

1 comentario:

  1. Bravo, amiga!! Cuánta verdad en tus palabras...

    ¿Para qué tanta perfección? ¿Acaso no son las imperfecciones lo que nos hace humanos?

    Nosotras mejor nos conformamos con ser imperfectas, ¡imperfectamente felices!

    ResponderEliminar

¡Comentame algo!