miércoles, 18 de junio de 2014

Discapacitados no, pero incapacitados vosotros

Mi post de hoy es algo diferente al tipo de temas que suelo tocar normalmente. Probablemente sea un post mucho más real y refleje más fidedignamente las circunstancias que viven muchas familias con miembros con algún tipo de discapacidad.

Voy simplemente a narrar lo que ha sido una frustrante mañana en la que he acudido a una fundación social a tratar de informarme y asesorarme sobre un asunto de vital importancia en muchos hogares.

Esta fundación, (de la que no daré datos), te recibe con carteles e imágenes que pretenden inspirar "integración social" para personas discapacitadas.
Colgado en la pared, luce un cuadro de la junta de Andalucía (sólo pongo en mayúsculas el nombre de mi Comunidad, y no he puesto "juntiña" por...en fin, sigo), decía que luce um cuadro que te informa de que estás en un Centro Especial de Empleo y Formación para personas con Discapacidad beneficiario de subvenciones establecidas para tal efecto por la normativa vigente.

Pues bien, hemos llegado con esperanzas y expectativas de encontrar una solución real para un familiar, esperanzas que se han ido desvaneciendo en una sala de espera desde la que, sin el menor esfuerzo, podías darte cuenta de la forma de funcionar de todo aquel "tinglao":

Suena el teléfono. Lo coge la mujer de la recepción. Alguien llama para informarse de cómo pueden ayudarles en esta fundación. ¿La respuesta? (Si consideramos tal cosa la contestación de la recepcionista).
-¿tienes Internet en casa? Pues entra e inscríbete.
A lo que entiendo que la persona al otro lado del teléfono respondería que no, ya que la siguiente respuesta de la trabajadora fue que se buscara entonces a algún familiar que pudiera ayudarla...

¡Qué bien! - supongo que pensaría ese chico o chica que llamaba -¡me van a ayudar los de siempre! Pero...¿yo no llamaba porque ellos ya no saben qué hacer para ayudarme...?
Y mientras ésta recibe su salario cada 30 de mes.

Más tarde llamó otra persona porque tenía una llamada perdida de la fundación. La recepcionista, tras pedirle nombre y apellido y gritarlo allí prácticamente por si le sonaba a alguno de sus compañeros, le pidió que se esperara a que la volvieran a llamar, pues era incapaz de saber qué gestor estaba llevando su caso. Tenía allí un ordenador precioooso, pero no le dió por tocarlo oye...

Con lo cual entenderéis que no tenía ni tenga esperanza alguna de que esta gente pueda ofrecerle absolutamente nada a nuestros familiares.

Cuando ha llegado nuestro turno no te dejan pasar al despacho, por lo que cualquier tema de cierta complicación o dificultad intelectual dudo mucho que haya logrado captar mi hermana en este caso.
Total, que ellos financiados con nuestros impuestos, allí con sus despachos y oficinas, sin ponerse de acuerdo por la temperatura del aire acondicionado (que ha pasado), y yo aquí contándooslo y preocupadísima  porqué modelito me voy a poner para la coronación de nuestro querido principito.

Españoles, España ha muerto, buenas tardes.

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